martes, 3 de junio de 2014

Luces Rojas, historia de una asesoría paranormal


Historia de una asesoría paranormal

La última película del realizador español Rodrigo Cortés, que ha alcanzado fama internacional con Buried, además de contar con un plantel de grandes actores, tiene un argumento en el que adquiere especial importancia lo paranormal. ENIGMAS estuvo con él en el rodaje...

David Cuevas
Revista Enigmas, Febrero 2012

Hace cuatro años, Rodrigo Cortés —director de películas como la inquietante Concursante y la aclamada Buried- se puso en contacto con uno de nuestros colaboradores, David Cuevas, con el fin de recabar, a nivel documental, literatura para su próxima película, la cual versaría sobre fraudes paranormales. Pero además, Rodrigo le preguntó por alguien a quien entrevistar, experto en desenmascarar fraudes de índole paranormal, compartiendo su intención de conocer también a gente con conocimientos de ilusionismo; y Cuevas lo tuvo claro, poniéndole en bandeja a un dos en uno. Su nombre: Manuel Carballal. ¿Les suena?
Dos investigadores de fraudes paranormales, la veterana doctora Margaret Matheson -Sigourney Weaver- y su joven ayudante Tom Bucklcy -Cillian Murphy-, estudian los más diversos fenómenos metapsíquicos con la intención de demostrar su origen fraudulento. Simón Silver —Robert De Niro—, legendario psíquico, tal vez el dotado más célebre de todos los tiempos, reaparece después de treinta años de enigmática ausencia para convertirse en el mayor desafío mundial para la ciencia ortodoxa y los escépticos "profesionales". Tom comienza a desarrollar una densa obsesión por Silver, cuyo magnetismo se refuerza de forma peligrosa con cada nueva manifestación de oscuros fenómenos inexplicables...


Este es el argumento oficial de Luces Rojas, película de tamaño hollywoodiense que se presentó mundialmente en el pasado festival de Sundance y se estrenará en España el 2 de marzo, abriendo un mercado internacional de más 50 países. Pero no se trata de un largometraje más. No es ese tipo de cine al que las grandes productoras nos tienen acostumbrados en el que, a veces, todo empieza bien hasta acabar convirtiéndose en un despropósito que mezcla churras esotéricas con merinas diabólicas.
Esto va en serio. Rodrigo quiso documentar su película de la forma más fiel y profunda posible, y desde ENIGMAS damos buena fe de que Cortés lo ha conseguido...

UNA PELÍCULA MUY BIEN DOCUMENTADA...

Para documentar una película de este tipo, muchos serán los que pregunten: ¿Cuáles son las fuentes documentales? Claro está que cada maestríllo, y nunca mejor dicho, tiene su librillo. Rodrigo ya había tenido acceso a obras no publicadas en España, como Pseu-dosáencesandtheParanormal, de Tcrcncc Hiñes, Paranormal Clai-mes, de Bryan Farha, así como a la obra de Martin Gardncr, entre otros, además de analizar infinidad de documentación visual y sonora. Pero aquí expondremos algunos de los libros facilitados por David Cuevas, en los que el director de moda se basó para fundamentar algunos aspectos de su cinta. Uno de los principales no es otro que un auténtico clásico: Los fraudes espiritistas y los fenómenos metapsíquicos, del padre Carlos María de Heredia, que fascinó al director. En él, este sacerdote desenmascara de manera magistral muchos de los trucos que algunos supuestos dotados o falsos médiums utilizaban en sus, a todas luces -aunque más bien sin cllas-espectaculares sesiones. Además, los dos volúmenes de Las fuerzas físicas de la mente del también sacerdote Óscar González Qucve-do, fueron de suma ayuda para el director de Luces Rojas a la hora dar forma a los diversos fenómenos que se agrupan en la metapsíquica.





Además, para documentar las capacidades de Simón Silvcr y su magnetismo con la gente, Cortés investigó infinidad de supuestos magos, políticos, predicadores y paragnostas, como Gasparetto, Ted Serios, Andrés Ballesteros -desenmascarado por el propio Carballal- o Urí Geller, parte de cuya casuística fue fuente parcial de inspiración pata la película, hasta el punto de utilizar, para mejor contraste, los libros Mi fantástica vida, del propio Gcllcr, y Un Geller al descubierto, de Ramos Pe-rera, presidente de la Sociedad Española de Parapsicología. Y como ya adelantábamos, el mentalismo es uno de los pilares básicos de la cinta, y la bibliografía al respecto no pudo faltar. Otro de los libros consultados por Cortes fue Paradojas psíquicas, de John Booth, un ilusionista que explica cómo podrían trucarse algunos supuestos fenómenos paranormales, o Los 13 escalones ¿el mentalismo, de Tony Corínda, libro para prestidigitadores conocido como El Co-rindü y considerado como la biblia del mentalismo. Como puede verse, los datos consultados están más que contrastados, dando una visión muy objetiva que sorprenderá a todos aquellos que vayan al cine a disfrutar de esta obra, que casi con seguridad será película de culto del género paranormal.

Y tal y como ha declarado a ENIGMAS su famoso director: "Siempre me han apasionado estos fenómenos, pero aún más los complejos mecanismos de la mente que pueden producirlos y explicarlos".



LA MAGIA DE LUCES ROJAS

"Ya lo verás, estos actores son como esponjas. Lo absorben todo...", le dijo Rodrigo Cortés a Manuel Carballal en su primera reunión de trabajo en Barcelona, poco antes de presentarle en plato al actor Cillian Murphy. Murphy acababa de estrenar en España Origen, de Christopher Nolan, aunque al estrechar su mano, Carballal tenía fresca en su memoria su brillante interpretación del siniestro psiquiatra Jonathan Grane, "El Espantapájaros" en la épica Batman Begins, de Christopher Nolan. En esta ocasión, Cortés quería convertir al camaleónico actor irlandés en el Dr. Tom Buckley, un investigador especializado en desenmascarar fraudes paranormales, que colabora con la Dra. Margaret Matheson —Weaver-, en el estudio de todo tipo de médiums, curanderos, predicadores y supuestos dotados de poderes sobrenaturales.
Según el guión de Luces Rojas, Buckley es doctor en Física y hábil prestidigitador aficionado, cualificado para reconocer los trucos de ilusionismo que se esconden tras muchos supuestos fenómenos inexplicables. E incluso, en una escena de la película, Torn realizaría un efecto de pseudo-faquirismo, que Cortés había visto hacer al propio Carballal en una de sus primeras reuniones junto a David Cuevas sobre este proyecto, hace ya más de cuatro años, y que en realidad es una adaptación que el propio Manuel había hecho de un Gadget -instrumento técnico- de ilusionismo que incluía en sus demostraciones de mentalismo. De esta forma, y con objeto de colaborar en la transformación de Cillian en el Dr. Bucklcy, el trabajo de Manuel Carballal consistía en familiarizar a Murphy con las técnicas de prestidigitación y manipulación, ensenándole algunos efectos de mícromagia, magia con monedas, y otros instrumentos técnicos como Gadgets y FP, corno el que finalmente utiliza en la película. Y Rodrigo tenía razón, Cillian resultó ser un alumno excepcional, con una capacidad de aprendizaje de las "artes mágicas" sorprendente.
El caso de Robert De Niro, que interpreta al excepcional psíquico y médium Simón Silver, fue diferente. Carballal había sido contratado para trabajar exclusivamente con Murphy, pero un día, y después de que De Niro rodase parte de la escena del laboratorio donde Silver demuestra sus capacidades psicoquinéticas a varios científicos, a Carballal se le ocurrió mostrar a Cortés un nuevo efecto que justamente acababa de añadir a su amplío repertorio: una nueva técnica de doblaje de metales que, por su efectismo, en su opinión podía resultar muy cinematográfica.
Dicha técnica de torsión de metales, que no implicaba ningún truco de cámara o realización, entusiasmó a Cortés, que inmediatamente llamó a su ayudante de dirección: "esto lo tiene que ver Bob ahora mismo: aún estarnos a tiempo de incluirlo".
Manuel fue conducido a la caravana de Robert De Niro y diez minutos después, a solas con él, mostraba al camaleónico actor de obras maestras como TaxiDrwer, E¿ Padrino II o Toro Salvaje, corno doblar cucharas con "la mente"... Y ya avisamos: la escena no ha quedado nada mal.

El mundo mágico del agente 007


Cuando se cumple el centenario del nacimiento de Ian Fleming, la exposición que le dedica el Museo de la Guerra de Londres y una nueva entrega de su saga cinematográfica hacen que James Bond, el superespía de ficción más famoso de la historia, vuelva a estar de actualidad... Pero, además, salen ahora a la luz las sorprendentes conexiones del agente 007 y su creador con el mundo del ocultismo.




Imagen IPB


¿Esconden las novelas de James Bond un código secreto relacionado con el esoterismo? ¿Era su autor, Ian Fleming, un iniciado? ¿Son las aventuras de 007 excursiones al secreto mundo de lo Oculto bajo el disfraz de historias de espionaje? Philip Gardiner, autor de libros como Gnosis: The Secret of Solomon´s Temple Revealed (Gnosis: el secreto del Templo de Salomón, revelado), The Serpents Grail (El Grial de las serpientes) o The Ark, The Shroud and Mary (El Arca, el Sudario y María), entre otras obras dedicadas a la simbología esotérica y a los misterios de la Historia, cree que sí, y trata de demostrarlo en The Bond Code (El código Bond), recientemente publicado. En él repasa la obra y la vida de Fleming a la luz de los símbolos gnósticos y masónicos que, según él, aparecen ocultos en sus novelas e incluso en las películas de 007.


Símbolos esotéricos 

Para Gardiner, no hay duda de que Fleming, posiblemente masón, introdujo, utilizando a veces la criptografía, en la que era experto gracias a su experiencia en la División de Inteligencia de la Marina británica, toda una serie de mensajes y símbolos esotéricos destinados a convertir, al menos en parte, la saga de James Bond en una suerte de gran libro iniciático para aquellos con las claves necesarias para descifrarlo, además de crear un arquetipo de enorme vigor mágico que, en plena Guerra Fría, sirviera para unir a las potencias occidentales (Reino Unido y Estados Unidos) en su lucha contra el comunismo. Entre las muchas “pruebas” que cita Gardiner para sostener sus tesis están el interés de Fleming en las ideas de Carl Gustav Jung, 148), el empleo de palabras y símbolos alquímicos en sus novelas, la etimología de los nombres de sus personajes, la naturaleza mística de la cifra 007 y la supuesta pertenencia del escritor a sociedades secretas antes y después de la II Guerra Mundial. Muchos de los datos que maneja Gardiner eran ya conocidos por los biógrafos de Fleming y no hay duda de que sus conclusiones, basadas en su interpretación de códigos criptográficos y numéricos presuntamente introducidos en las aventuras de 007, son como mínimo discutibles. Pero, a pesar de sus excesos,The Bond Code ha vuelto a sacar a la luz algunos de los más curiosos secretos ocultos, y ocultistas, que se esconden tras el agente secreto más famoso del mundo.


Un caballero excéntrico

Ian Fleming (1908-1964) fue, sin duda, un caballero británico peculiar: tan aficionado a la buena vida como a la literatura, a los deportes y la aventura como a su club y a largas estancias en su retiro jamaicano, mujeriego y felizmente casado, fumador y bebedor a la vez que amante del montañismo y el submarinismo. Vástago de una destacada familia de origen escocés y con un importante financiero por abuelo, era hijo de Valentine Fleming, miembro del Parlamento y héroe de guerra, y de Evelyne Ste. Croix Fleming, amante y modelo del pintor Augustus John.
Su hermano mayor, Peter Fleming, de la Sociedad Geográfica, se convirtió en un prestigioso autor de libros de viajes... Y todo ello influyó en que Ian se viera a sí mismo como la oveja negra de la familia. Así, tras una serie de discretos desastres académicos, su madre decidió enviarle a estudiar a una escuela especial de Kitzbühel (Austria), dirigida por Ernan Forbes Dennis y su esposa, Phyllis Bottome,
que eran seguidores de las teorías de Alfred Adler, rebelde discípulo de Freud.

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Sería allí, durante sus años en Austria y después en la Universidad de Ginebra (Suiza), donde el apuesto Ian descubriría tanto sus dotes seductoras (que trasladaría a su personaje literario) como sus intereses intelectuales, algunos quizá relacionados con el esoterismo. Familiarizado con Kafka, Rilke, Hofmannsthal y Schnitzler, y con la obra de Alfred Kubin, Kokoschka y otros singulares artistas, consiguió el permiso de Jung para traducir su conferencia sobre Paracelso a fin de publicarla en inglés. Años después Fleming ofrecería su traducción a la escritora Edith Sitwell, quien planeaba publicar una biografía del alquimista, astrólogo y pionero de la Medicina. Tras fracasar en el examen de ingreso del Foreign Office y después de trabajar en una firma financiera, Fleming encontró la estabilidad ejerciendo diversos oficios periodísticos para la agencia Reuters y, después, para el grupo del Sunday Times, al que consagró la mayor parte de su vida profesional. Atrapado siempre en la paradoja de sentir un cierto desprecio por la clase intelectual y su necesidad inconfesa de formar parte de ella, Fleming tuvo rasgos de excentricidad que alientan las sospechas de Gardiner sobre su pertenencia a la masonería y otras sociedades secretas. Con menos de treinta años fue uno de los fundadores de Le Cercle Gastronomique et des Jeux de Hasard (Círculo Gastronómico y de Juegos de Azar), sociedad hedonista formada por jóvenes etonianos, dedicada a la degustación de las pitanzas más exquisitas, los juegos de azar... y, según algunos, a otros fines más esotéricos, difícilmente comprobables. Admirador de Paracelso, Einstein y Jung, bibliófilo y coleccionista de libros ilustrados por artistas de vanguardia, Fleming creó una biblioteca dedicada a primeras ediciones de aquellas obras que habían “iniciado” alguna corriente de pensamiento de importancia para la Historia moderna, desde El origen de las especies, de Darwin, a Mi lucha, de Hitler, pasando por los escritos de Rousseau, Laplace, Gobineau, Nietzsche, Paulov, Freud y Marx.

Seiscientos libros de su colección forman parte de la Biblioteca Lilly de la Universidad de Indiana (EE.UU.). Entre estos volúmenes hay más de uno que puede confirmar su interés por la alquimia, pero también por los boy scouts, la criminología y el deporte. Pero si hay algún indicio que permita deducir la relación de Fleming con el esoterismo se encuentra en varias de sus curiosas experiencias durante la guerra.


La conexión Crowley

Se ha exagerado mucho el carácter de las aventuras de Ian Fleming como comandante y como asistente personal del almirante John Godfrey, director de la Inteligencia Naval de la Marina Real británica, durante la II Guerra Mundial. La mayor parte del trabajo de Fleming fue de escritorio: reuniones estratégicas, complejos planes logísticos y, naturalmente, desciframiento de códigos enemigos y creación de claves criptográficas que permitieran a los británicos operar sin ser localizados por el enemigo. Rara vez tuvo ocasión Fleming de participar en operaciones sobre el terreno, y muchos de sus planes fueron rechazados por fantásticos (serían realizados en la ficción por 007).

Pese a ello, parece cierto que trabajó en el desciframiento de la famosa clave de la máquina Enigma, utilizada por los alemanes para sus operaciones en el Atlántico Norte, permitiendo así que la Marina británica se tomara un respiro fundamental para la victoria. También fue responsable en 1942 de la creación de la Unidad de Asalto 30, un comando de contrainteligencia que actuó con éxito en Francia e Italia. Pero, sin que puedan separarse leyenda y realidad, el momento más fascinante de la carrera de Ian Fleming fue su implicación, junto al mago Aleister Crowley, en la captura y el interrogatorio de Rudolf Hess. Según distintas, pero todas dudosas, fuentes –entre ellas, Richard Deacon (pseudónimo de Donald McCormick) en su A History of the British Secret Service (Historia de los servicios secretos británicos), Anthony Masters en The Man Who Was M: The Life of Charles Henry Maxwell Knight El hombre que fue M: la vida de Charles Henry Maxwell Knight) y el no menos polémico Peter Levenda en The Unholy Alliance (La alianza impía)–, el creador de 007 y Aleister Crowley estuvieron inextricablemente ligados al plan para hacer “desertar” a Rudolf Hess.


The Link

McCormick, compañero de Fleming en la Inteligencia naval, y Masters relatan cómo, conociendo la fascinación del alto mando nazi por la astrología y el ocultismo, el escritor puso en marcha un sofisticado plan para utilizarla para capturar a alguno de sus principales líderes. Fleming había investigado la existencia durante los años veinte de una desaparecida organización germanófila británica conocida como The Link (El vínculo) y había utilizado sus investigaciones para hacer creer a los alemanes que la vieja red simpatizante había vuelto a formarse a espaldas de Churchill.

Con la complicidad de un agente británico infiltrado junto a Rudolf Hess como uno de sus astrólogos personales, Fleming haría llegar a este rumores acerca de The Link, así como informes astrológicos sobre la conveniencia de intentar un pacto con Reino Unido a través del Duque de Hamilton. Hess, animado gracias a los informes por Klaus Haushofer, así como por su astrólogo, Ernst Schulte-Strathaus, voló al Reino Unido el 10 de mayo de 1941, fecha astrológicamente propicia, y se arrojó sobre Escocia en paracaídas para caer en manos de los británicos, convirtiéndose en su más preciado prisionero de guerra.

Así, según Masters y McCormick, fue el ingenio de Fleming el que permitió la captura de uno de los hombres de confianza de Hitler. Levenda y otros autores añaden a la ecuación el nombre de Aleister Crowley, quien, agente doble durante las dos guerras, había contactado con Hess durante su estancia en Alemania a comienzos de los años treinta, utilizando sus relaciones con el líder nazi para facilitar los planes de Fleming. A veces se cita también en relación al complot al escritor de ficción ocultista Dennis Wheatley, cuya novela Fuerzas oscuras ilustra la utilización de la astrología y el ocultismo durante la II Guerra Mundial. El hecho de que no haya más evidencia de la participación del creador de James Bond en la captura de Hess que las declaraciones de McCormick en su historia del servicio secreto británico, publicada originalmente en 1969, cuyo relato han seguido después Masters, Levenda y los demás, queda justificado, según el viejo compañero de Fleming, por el hecho de que este, desconfiando de sus superiores, mantuvo la operación en completo secreto. Conveniente, pero no muy convincente.


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Colaboración frustrada

Es posible que esta legendaria hazaña de Fleming tenga su origen en otra aventura, bien documentada pero menos dramática, que conecta el nombre del creador de 007 con la Bestia 666. Precisamente después de la captura de Hess, Fleming sugirió a sus superiores que el hombre indicado para llevar a cabo el interrogatorio del supersticioso nazi, obsesionado con la astrología, no podía ser otro que Aleister Crowley, cuya figura siempre le había fascinado. Crowley, que se encontraba retirado en Torquay escribiendo poemas patrióticos, respondió ofreciendo sus servicios al director de la Inteligencia naval con una educada carta que todavía se conserva. Iba acompañada de signos cabalísticos e incluía un poema titulado Inglaterra, levántate rápido.

Aunque, según el biógrafo de Fleming, John Pearson, el ofrecimiento de Crowley fue rechazado con hilarante escepticismo por el alto mando, las malas lenguas (entre ellas, la de Masters) afirman que, en realidad, el motivo fue que el superior inmediato de Fleming, Maxwell Knight (inspiración para el M de las novelas de Bond), mantenía una vieja enemistad con el mago. Al parecer, Knight, simpatizante del movimiento fascista británico en los años veinte, había pertenecido a una red de espionaje que consideraba a Crowley uno de sus objetivos principales. Pero quizá había algo más personal: Maxwell, homosexual encubierto cuya primera esposa se había suicidado, podría haber sido víctima del chantaje de Crowley, amante de su mujer. ¿Qué queda de la conexión Fleming-Crowley? La certeza de que al creador de 007 le fascinaba el ocultista, algo que compartía con su amigo Somerset Maugham, que convirtió a Crowley en el perverso Oliver Haddo de El mago. También Le Chiffre, villano de Casino Royale (1953), se inspira en Crowley, desde su nombre (La Cifra, referencia al 666) hasta su físico, al igual que el líder de SPECTRA, Ernst Stavro Blofeld. Las apariciones en cine de este último han corrido a cargo de actores de inquietante parecido con el mago, como Donald Pleasence, Telly Savalas y, especialmente, Charles Grey en Diamantes para la eternidad (1971). Grey interpretó también al siniestro Mocata del filme La novia del diablo (1968), directamente inspirado en Crowley según la novela de Dennis Wheatly. Y no parece casual que en la parodia Casino Royale (1967) Le Chiffre fuera encarnado por el diabólico Orson Welles... ¡como un mago ilusionista!


El alquimista

Según Gardiner, Fleming estaba obsesionado por la alquimia. Y una cosa es cierta: el escritor, aunque escéptico y tan materialista y hedonista como Bond, parece haber sentido cierta atracción intelectual por personajes como Paracelso, John Dee y Aleister Crowley, que combinaban conocimientos prácticos y actividades muy materiales (medicina, espionaje, política...) con ideas místicas y mágicas. En cierto modo, la alquimia personal de Fleming podría encontrar su Obra Magna en el agente 007. La fascinación de Ian Fleming por el oro era algo más que metafórica. El dorado metal aparece en varias aventuras de Bond: Goldfinger (1959) donde, como hace notar Gardiner, el villano se llama Auric (Oro) y Goldfinger significa “dedo de oro” –un término, según Gardiner, con el que se autodenomina el alquimista–,Vive y deja morir (1954), donde vudú y espionaje se mezclan en la busca del tesoro de Morgan, y la póstuma El hombre de la pistola de oro” (1965). En Jamaica Fleming se hizo construir su segundo hogar, Goldeneye, cuyo nombre se inspira en la novela Reflejos en un ojo dorado, de Carson McCullers, pero también en la propia región donde fue levantada, Oracabessa, deformación del español “Cabeza de oro”. En el jardín de Goldeneye, rodeada de leyendas y misterio, se encontraba una antigua tumba española con un ojo dorado en mitad de una cabeza de oro. Sería allí, ya casado, donde Fleming comenzaría Casino Royale y donde, año tras año, escribiría cada uno de los catorce títulos que componen la saga original de Bond. Para pergeñarlos, encargaría una máquina de escribir chapada en oro. ¿Otra estrategia mágica para atraer el áureo éxito que perseguía? Poco después de terminada la guerra, Fleming se había prometido a sí mismo escribir “la novela de espías que acabaría con todas las novelas de espías”. Todos sus biógrafos coinciden en que sentía la necesidad de crear una obra literaria que, a pesar del desprecio que fingía sentir por los intelectuales, le permitiera codearse con aquellos a quienes admiraba y eran sus amigos (Maugham, Noel Coward, Raymond Chandler, Edith Sitwell...) pero que también le hiciera rico. A pesar de que a Fleming nunca le faltó el dinero, las condiciones del testamento paterno le obligaban a depender de las ayudas de su madre para mantener su tren de vida. Con el éxito de Bond y la venta de sus derechos al cine, Fleming consiguió su piedra filosofal, utilizando todo el poder mágico de su personalidad. 007 es un genuino arquetipo universal, grabado en el imaginario colectivo para la eternidad... Lo que, para un buen conocedor de Freud, Adler y Jung, no pudo ser del todo casual. Pero el rubedo de su Magnum Opus le llegó trágicamente tarde. Fleming fue el verdadero modelo para 007, haciendo así realidad los sueños de aventura que el mundo le había negado. En él puso todas sus manías, sus gustos y sus ideas, sublimándolos y mezclándolos con lecturas favoritas –entre ellas, Sax Rohmer, creador de FuManchú, autor de una historia de la brujería y quizá miembro de la Golden Dawn–hasta conseguir un perfecto döppelganger, lo que le aseguró la inmortalidad literaria. Sin embargo, el juego fatal con los arquetipos se cobró su precio. Como Bond, Fleming era un fumador empedernido, capaz de consumir más de setenta cigarrillos al día, un bebedor social y solitario que no pasaba noche sin trago; un trabajador incansable... Y la salud comenzó pronto a flaquearle. Debilitado por el estrés y los malos hábitos, el escritor falleció el 12 de agosto de 1964 de un fallo cardiaco. No llegó a ver el estreno cinematográfico de Goldfinger, ni a disfrutar la inmensa riqueza que generaría 007 a través del cine, el cómic, los videojuegos... Años después, su hijo Caspar Robert Fleming se suicidaría con una sobredosis. A quienes crean auténticos arquetipos inmortales les ocurre a menudo que estos se alimenten como vampiros de sus propios creadores –pensemos en el Holmes de Doyle o el Conan de Robert E.
Howard (MÁS ALLÁ, 228)–, y el triunfo de Fleming fue también un final, en cierto modo, a manos de su criatura. Un agente secreto con más secretos de lo que parece. ¿Creía Fleming en las ciencias ocultas? ¿Era miembro de sociedades secretas? Más allá de las arriesgadas afirmaciones de Gardiner, está claro que era un hombre culto, excéntrico y erudito, fascinado por personajes como Crowley, por la alquimia y el psicoanálisis. Todo ello quedaría reflejado en una obra que, en palabras de Pearson, ha de leerse como “la autobiografía de un sueño”. Y no se puede dejar de estar de acuerdo con el autor de The Bond Code en que “los libros y las películas de Bond son cuentos de hadas modernos que funcionan en el mismo sentido que las historias medievales del Santo Grial o de Robin Hood”. Ian Fleming,
sin duda, lo sabía muy bien.


007 La cifra mágica

El 7 es el número mágico por excelencia y el 007 tiene un peculiar origen que confirma el interés ocultista de Ian Fleming. El número de James Bond podría ser el del espía, astrólogo y alquimista John Dee. Tras servir a la reina Mary, Dee se convirtió en espía de Elizabeth I de Inglaterra, con el número clave de 007 simbolizando sus dos ojos al servicio de Su Majestad. Fleming había leído una biografía de Dee y compartía el interés por este con su compañero de Inteligencia Donald McCormick, quien escribiría biografías del alquimista y del propio Fleming. Dee creó con Edward Kelley el lenguaje enochiano, críptico idioma literalmente angélico, perfecto para codificar mensajes secretos.


Vive y deja morir: James Bond contra el vudú

Existen muchos guiños y símbolos ocultos en las novelas de 007, especialmente en la etimología de nombres como Goldfinger, Le Chiffre o Hugo Drax, pero solo en una de ellas aparecen elementos sobrenaturales. En Vive y deja morir Bond se enfrenta con Mr. Big, gánster negro que utiliza el vudú para controlar a sus hombres. Para documentarse Fleming utilizó el libro The Travellers Tree, del viajero Patrick Leigh Fermor. En Vive y deja morir, la chica, Solitaire, posee auténtica videncia, que perderá con su virginidad a manos de 007, siguiendo la tradición que asocia virginidad y poderes mágicos. La empresa tapadera de Mr. Big se llama Ouroboros Inc., como la mítica serpiente que se muerde la cola simbolizando el eterno retorno... Un festín esotérico para Gardiner. En el cine se acentuarían los elementos de vudú. La versión cinematográfica originó un mazo de tarot exclusivo, muy popular en los años setenta y buscado hoy por los coleccionistas.


Realidad y ficción: Fuentes de inspiración

Fleming tomó muchos elementos de la realidad para crear a 007. SMERSH, la organización soviética Smert Shpionam (Muerte a los Espías), existió realmente antes y durante la II Guerra Mundial como sección de contraespionaje del Ejército Rojo, si bien después cambió de nombre. La Unión Corsa, la asociación mafiosa deAl servicio secreto de Su Majestad (1963), fue uno de los sindicatos del crimen más poderosos de Europa y SPECTRA se inspira en ODESSA, la red internacional de criminales nazis. Además, Fleming contribuiría a crear la CIA al ser invitado por la Inteligencia estadounidense a preparar un memorando sobre la constitución de un servicio secreto moderno que formaría parte de las bases sobre las que se crearían el OSS y, después, la propia agencia de espionaje estadounidense.

Las caras de Crowley

Algunos de los actores que han dado vida en el cine a uno de los mayores enemigos de James Bond, el líder de SPECTRA, Ernst Stavro Blofeld, se parecen sospechosamente a Aleister Crowley.




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El exorcista: a 40 años de su estreno...





El 26 de diciembre de 1973 se estrenó en los Estados Unidos la que, aún hoy, es considerada la cinta de terror más impactante, dirigida por William Friedkin, con Ellen Burstyn como Chris McNeill, Max Von Sydow como el padre Lankaster Merrin, Jason Miller en su debut en cine como el padre Damien Karras y Linda Blair como la pequeña Regan McNeill. Basada en la novela homónima de William Peter Blatty —que a su vez jura que se inspiró en hechos reales ocurridos en Washington, en 1949— la cinta es, sin duda una de las más taquilleras de la historia: el público daba la vuelta a la manzana de los cines para poder ver la historia de una niña de doce años que comienza a sufrir extraños cambios en su comportamiento, cambios que provocan el terror de su madre, una estrella de cine (ostensiblemente el personaje está inspirado en Shirley MacLaine). Los médicos no pueden ayudar, las cosas empeoran y ella decide recurrir a un cura. La fe temblorosa del padre Karras se evapora cuando comprueba que alrededor de Regan hay algo inexplicable… ¿podría ser que está poseída por algo sobrenatural?



Ganador de un Oscar por Contacto en Francia, Friedkin quería una película realmente especial, que fuera seria y terrorífica, a la altura de El bebé de Rosemary, estrenada por Roman Polanski en 1968. Su obsesión por hacer un trabajo genuino y de alto impacto llegó a tal punto que el set de la habitación de Regan (en que se desarrolla casi toda la trama) estaba en realidad en una cámara refrigerada a varios grados bajo cero. Su intención era que el vaho que salía de la boca de los actores, fuera real… y Linda Blair casi pesca una neumonía.



UN RODAJE ASESINO

Cuenta la leyenda que el director buscaba formas de asustar al reparto y se dedicaba a pegar gritos inesperados para atemorizar al personal y que sus interpretaciones fueran más creíbles. Pero lo cierto es que según los propios actores y parte del equipo técnico, sucedieron cosas extrañas durante la filmación que los tuvo en vilo continuamente, con o sin ayuda de Friedkin. Según cuenta la propia Ellen Burstyn, durante aquel rodaje ocurrieron fenómenos que les hicieron pasar días horribles. Algunos técnicos sufrieron accidentes inexplicables.



Uno de los sets donde se rodaba se quemó y tuvieron que retrasar el rodaje seis semanas en lo que se reconstruía. Hubo incluso rollos de película que se velaban sin causa aparente, y el equipo estaba cada vez más histérico. Se decía que alguien trataba de sabotear la película, e incluso se sugirió que era el mismo Demonio. Friedkin, viendo el estado nervioso de su equipo, llegó a llamar a un sacerdote católico para que diera su bendición a todos los participantes del rodaje, que originalmente estaba planeado para tres meses y duró casi un año, entregándose la película el 21 de diciembre de 1973, apenas cinco días antes del estreno previsto, provocándole casi un infarto a las cabezas de la Warner Bros.



Además de estos sucesos que pusieron de los nervios al equipo durante el rodaje, cuando se estrenó la película hubo más casos que contribuyeron a su leyenda negra, si bien, también ayudaron a generar un taquillazo entonces sin precedentes: en algunos cines, al estrenarse, se ponían ambulancias en guardia en las puertas porque había quien no resistía el shock: algunas personas sufrían terribles ataques de nervios, e incluso un hombre sufrió un infarto en un cine de Maryland (y nada tonto, demandó al estudio, arreglándose fuera de las cortes).



Cuando llegó la temporada de los Oscar, la cinta dio la sorpresa: ganó dos de Hollywood (mejor guión adaptado y mejores efectos de sonido, para un equipo que incluía al mexicano Gonzalo Gavira), además estuvo nominada a ocho estatuillas más (incluídas mejor película, director, actriz, actor y actriz de reparto) y obtuvo cuatro Globos de Oro. Sin embargo y pese al éxito, no fue si no hasta el 2000 que se pudo ver la cinta como Friedkin la quería, incluyendo una escena muy rumorada pero nunca vista: cómo Regan baja las escaleras de su casa, como una araña al revés.


Como es natural en estos casos, el dinero manda y se hizo una trilogía. La segunda parte (El exorcista II: el hereje) pasó con más pena que gloria, pese a tener un repartazo que incluía a Richard Burton, Max Von Sydow, Louise Fletcher y Ned Beatty, acompañados por Linda Blair, y pese a ser dirigida por John Boorman.





La tercera parte (El exorcista III: legión) la dirigió el propio William Peter Blatty en 1990 y en esa ocasión George C. Scott, Ed Flanders, Brad Douriff y Jason Miller fueron los protagonistas. La idea resultó mucho mejor que la de la segunda parte y está basada en Legión, otra novela de Blatty.




LEGADO PERDURABLE Y ATERRADOR

En una época en que el cine de terror ostenta nuevos niveles de violencia y sangre, parecería que esta cinta ya pasó de moda. Sin embargo, al ser exhibida todavía hoy para públicos jóvenes, el efecto es virtualmente el mismo: la angustia ante lo desconocido, el “chamuco”, se manifiesta de nuevo cuando se ve este filme, y el trabajo de su elenco y director dejan huella para demostrar que en un mundo desensibilizado, todavía hay lugar para asustarse con los grandes clásicos del género: El exorcista todavía mete miedo.



El ente (1982)

The Entity (El Ente) es una película del año 1982 filmada en Estados Unidos, California. Dirigida por Sidney. J. Furier, y como protagonista del film a Barbara Hershey que interpreta a Carla Moran una mujer atormentada por una entidad maligna y sumamente violenta la cual agredía y abusaba sexualmente de manera constante a la mujer.



Esta curiosa película esta supuestamente basada en un caso real, la protagonista Doris Bither una mujer de Culver, California (USA) cuya familia era compuesta por sus cuatro hijos, la mas pequeña de 6 años y tres varones de 10, 13 y 16 años respectivamente todos estos de matrimonios distintos.


La vida de Doris era bastante normal hasta que en mayo del año 1974 comenzó a tejerse lo que estaba por venir. En este año la mujer comenzó a ser atormentada, atacada y abusada por una entidad invisible la cual describía (debido a sus constantes acercamientos sexuales) era un hombre alto y fornido. Esta entidad abusaba de Doris por las noches la cual después de varios abusos sufridos busco ayuda Psiquiátrica en un la Universidad de California, acudiendo al laboratorio de parapsicología logrando contactarse con su director Dr Barry. E. Taff un Psiquiatra e investigador escéptico. 


Primero Taff no le creía a la mujer aludiendo a un problema mental de esta aun cuando esta mostraba sus heridas (algunas en zona genital). Taff se intereso en el caso por lo que prontamente entrevisto a sus hijos y vecinos los cuales reafirmaron la historia de Doris segun ellos con sus propios hijos, desde este momento el "Ser" tomo importancia y fue denominado El Ente.


Taff aun con dudas pidió realizar hipnosis a la mujer (hipnólogo Kerry Gaynor) en busca de algo que no tubo éxito alguno, debido que el "Ente" seguia con sus fechorias deciden trasladar un equipo a casa de Doris dirigido por Taff y Gaynor .

Mientras el equipo proseguía con las investigaciones el estado de Doris empeoraba cada vez mas por los constantes abusos que sufría esta mientras dormía, por esta razón es que se creía que era algún trastorno enfocado a la mecánica del sueño . Luego de esto el ente el cual era acompañado por sus 2 secuaces seres también invisibles no dudaron en manifestarse ante los expertos. Lograron unas fotografías en que se aprecian unos arcos de luz que ellos en persona dicen veían como esferas de colores (1 verde y 2 blancas), segun los investigadores de vez en cuando detectaban estallidos de luz rapidisimos.


“Estabamos en la cocina hablando con el hijo de 16 años de Doris cuando la puerta de un armario bajo se abrió de golpe y una cacerola salió disparada”, dijo Gaynor. “Salió volando y cayó dos o tres pies más allá del armario. Yo me asomé por si hubiera algún truco o alguien escondido en el armario, pero allí no había nada. Ahí es cuando empezó todo”.


Luego de esto la mujer comenzó a gritar en su dormitorio y estos se dirigieron rápidamente a ver lo que sucedía ahí fue cuando vieron las luces de colores y la mujer aseguraba que el "Ente" estaba en la habitación "esta en la esquina" grito y comenzaron a tomar fotografías las que por desgracia salieron descoloridas.


“La tercera noche decidimos hacer la sesión en el dormitorio. Le pedí al ente que si realmente estaba allí que apareciese, y entonces la luz salió de la pared y se desplazó hasta el medio de la habitación. Empezó a girar y a expandirse en todas direcciones. Teníamos a nueve fotógrafos profesionales distribuidos por la habitación disparando sus cámaras desde todos los ángulos. Fue increíble, ¡esa cosa flotaba en medio de la estancia y era dimensional! Es imposible falsificar algo así sin disponer de sofisticados sistemas de laser”. Taff contó que en realidad había tres esferas de luz: una verde-amarillenta y dos de luz blanca. “Nosotros vimos bolas de luz. De algún modo las cámaras recogieron arcos luminosos… pero lo que nosotros vimos eran bolas de luz”. Mas todo aquel episodio tuvo lugar luego de que, tras sufrir un espantoso ataque, Doris llamara a Gaynor a la medianoche para pedirle que fueran ya que había sido agredida por tres criaturas invisibles, dos de las cuales le sujetaban las piernas para que la última, El Ente, la penetre con brutalidad a sus anchas. . “Ella me llamó en mitad de la noche llorando y fui hacia allá. Había sido golpeada, tenía marcas azules y negras por todo el cuerpo”, dijo Gaynor. Como sorprendentemente se ve, el número de criaturas que Doris mencionó, al igual que la distribución de funciones y aparente jerarquía entre las mismas, coincidía a la perfección con el hecho de que justamente hayan sido tres las esferas de luz que los investigadores vieron, siendo dos de ellas blancas (las criaturas que sujetaban) y una amarilla-verdosa (El Ente). Por otra parte, Doris también acotó que la entidad violadora había cobrado solidez mientras la violaba y que, a través del contacto con la misma, pudo darse cuenta con claridad, aún más que en anteriores episodios, de que la entidad tenía la anatomía de un hombre fornido y de que en efecto era un espectro pues, inmediatamente después de saciar su desaforada libido, simplemente “se evaporó”. Finalmente y a pesar de que cuando los investigadores llegaron no presenciaron ningún ataque sexual de El Ente, sí pudieron ver algo que les heló la sangre, algo que le hizo ver a Gaynor que, en efecto, Doris parecía estar en lo cierto cuando dijo que el abusador invisible tenía la morfología de un hombre. Cuenta así Gaynor lo siguiente: “Primero vimos como se formaba la cabeza y seguidamente los hombros. Después la luz fue descendiendo hasta que una silueta se dibujó entera. Era una luz verde-amarillenta. Cuando todo pasó, nos miramos unos a otros… No podíamos ni hablar.” Y Taff añade: “Cuando la aparición se esfumó, dos jóvenes ayudantes se desmayaron y hubo que sacarlos fuera del dormitorio”…


Su hijo de 16 años en una ocasión ya había sido atacado por la entidad al tratar de defender a su madre de sus abusos y termino con un brazo roto. Después de tantas cosas que sucedieron los investigadores decidieron trasladar a Doris y sus hijos a una maqueta de casa construida de cristal en el laboratorio, aquí fue donde sucedió lo mas impactante para el grupo de investigadores, el ente un día cuentan tomo a doris y la forzó a realizar distintas posiciones sexuales. Tiempo después se descubrió que Doris habría sufrido abusos sexuales de niña lo que abría la posibilidad a los escépticos de creer que todo estaba en su mente.


Doris ya cansada un día dejo los experimentos de lado y decidió mudarse de casa con sus hijos y repitió este proceso 5 veces aunque los abusos continuaban y un día cualquiera inexplicablemente los abusos cesaron (Explica Gayner que mantuvo contacto con ella), después de esto Doris pudo vivir en tranquilidad con sus hijos hasta el 25 de Julio del 2006 que falleció por un cáncer aunque otras personas dicen que perdió el contacto con los investigadores y no se supo mas de ella.


Conspiraciones en el cine


Si el Séptimo Arte es un reflejo de la sociedad en la que se desarrolla, no podía ser ajeno a la Teoría de la Conspiración. Del asesinato del presidente Kennedy al 11-S, pasando por las sociedades secretas o la creación de conflictos bélicos a medida de los intereses de los poderes en la sombra, el cine recoge fielmente todas y cada una de las inquietudes de quienes no se conforman con la verdad oficial.


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El 28 de diciembre de 1895 nació en París lo que, con el tiempo, se denominaría Séptimo Arte. En algo más de un siglo decenas de miles de películas -desde las primeras etapas, en las que eran una simple imitación del teatro, hasta los modernos métodos digitales que permiten presagiar películas a la carta con actores vivos, muertos o virtuales- han dado cuenta del ingente desarrollo de una industria que, en gran medida, actúa también como prótesis cognitiva de nuestra sociedad de masas. Modas, tendencias, información, propaganda y publicidad son tan parte de ella como el celuloide que les ha servido de soporte históricamente.
Entre este amplísimo material, hemos seleccionado algunas situaciones paradigmáticas vinculadas a la Teoría de la Conspiración y las hemos ilustrado con sus correspondientes películas: sociedades secretas, acciones encubiertas, el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, tergiversaciones mediáticas y falsificaciones, el inevitable 11-S, el terrorismo y sus conexiones, el control mental, el Anticristo o las más sombrías perspectivas sobre el mundo futuro (distopías) en el marco de la ciencia ficción. Muchas cosas, películas y temas, se han quedado, obviamente, en el tintero por razones de espacio. Además películas, como El buen pastor, dirigida por Robert de Niro y protagonizada por estrellas tan destacadas como Angelina Jolie -miembro del Council of Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores) de EE.UU.- o Matt Damon, son dignas de merecer en exclusiva un artículo. Las imprecisiones, las falacias y las invenciones convierten este filme, que narra los inicios de la CÍA, en una conspiración en sí mismo. La primera victima de la guerra es la verdad, pero ¿de qué guerra hablamos?


1.- SOCIEDADES SECRETAS



The Brotherhood of the Bell, dirigida por Paul Wendkos en 1970 y traducida al castellano como La Hermandad de la Campana, es una producción televisiva protagonizada por Glenn Ford y Rosemary Forsyth que incide de manera muy directa en el asunto de las sociedades secretas y su influencia en la vida estadounidenses. Al igual que sucede en La séptima víctima, que tiene como protagonista a una secta satánica, el punto de vista desde el que se desarrolla la acción es el del miembro de la sociedad secreta que abandona la disciplina de la organización y ha de afrontar los consabidos sinsabores derivados de su determinación. El filme de Wendkos aborda sin reseñas la cuestión de las sociedades secretas compuestas por gente poderosa. Glenn Ford, miembro de una de estas cofradías, recibe el encargo de convencer a un amigo de que no acepte un puesto en la universidad que la hermandad quiere para uno de sus miembros. Falla en su propósito y su amigo, desesperado, se suicida. A partir de ese momento se promete a sí mismo luchar contra la citada sociedad y revelar públicamente sus secretos para anular su influencia. Pero el poder mediático financiado por el dinero permite anular las acciones de las personas honestas en un contexto de indiferencia total por parte del resto de los ciudadanos, incluidos los más allegados.


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2.- ACCIONES ENCUBIERTAS

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El americano impasible, de Phillip Noyce, es un remake realizado en 2002 del clásico del mismo título dirigido por Joseph Mankiewicz en 1958. Ambos filmes están basados en la novela homónima publicada en 1955 por el Premio Nobel británico Graham Greene. La historia versa sobre un triángulo amoroso que se desarrolla en Vietnam en 1952, en el período comprendido entre la ocupación francesa y la llegada de los estadounidenses. Obsesionado por el poder y por el control absoluto, Greene revela muchas de las claves sobre cómo comenzar una guerra sin que nadie se percate de ello. Michael Caine interpreta en la película a un corresponsal estadounidense, enamorado de una joven vietnamita, que se mantiene imparcial respecto a la convulsa situación del país asiático hasta que aparece Brendan Fraser, un supuesto emprendedor que, tras la cortina de una presunta organización humanitaria, participa en un plan de desestabilización de la zona, consistente en apoyar a grupos terroristas, que ha sido puesto en marcha a la sombra de la OSS (la antecesora de la CÍA). Fraser personifica al defensor de una tercera vía entre comunistas y franceses, de la misma manera que hace unos pocos años se consideraba que había terceras vías en Yugoslavia, donde la CÍA preparó a escuadrones de radicales islamistas para combatir a los serbios o, en su momento, en Afganistán, donde hizo lo mismo para repeler la invasión soviética. Como buen analista de su época, Graham Greene, un católico con ideas de izquierda moderadas, se permitió el lujo de escribir esta trama propia de la Teoría de la Conspiración sobre una guerra que aún no había comenzado pero en la que intuía la existencia de causas ocultas insospechadas por entonces.


3.- El ASESINATO DE KENNEDY

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JFK (Oliver Stone, 1991) es la película reina sobre esta cuestión y ha determinado la orientación de las versiones más populares de la Teoría de la Conspiración. El presidente de EE.UU. John Fitzgerald Kennedy murió tras recibir varios disparos en Dallas el 22 de noviembre de 1963. El guión, basado en el libro del fiscal Jim Garrison, cuenta con la colaboración de uno de autores más significativos del mundillo "conspiranoico", el periodista estadounidense Jim Marrs. Los "errores" de la Comisión Warren -el equipo del Congreso encargado de investigar el magnicidio-, la "bala mágica" -un proyectil que, según los informes oficiales, hizo un recorrido imposible-, las conexiones del presunto asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, con el mundo clandestino de los aparatos de seguridad y el oscuro papel del entonces vicepresidente, Lyndon B. Johnson, son recogidos en esta película, que se ha convertido por derecho propio en un clásico. No hubo un tirador solitario, motivado por resentimientos personales, sino una conspiración que involucraba a los más altos niveles de decisión política del país. Ésta es la conclusión a la que llega Oliver Stone en su obra.


Mucho más interesante, tanto por motivos estéticos como por contenido, resulta un filme más antiguo y casi olvidado, Acción ejecutiva, que contó con el guión del novelista estadounidense Dalton Trumbo. El escritor formó parte de la "lista negra" del ultra-derechista senador McCarthy durante la cruzada anticomunista y ganó en 1958 el Oscar al mejor guión por El puente sobre el río Kwai (David Lean, 1957). La película, dirigida por David Miller en 1973, está enfocada más como thriller que como documento real y es una inquietante producción que aún hoy da mucho que pensar. Según su trama, el complejo militar-industrial, unido a determinados intereses petrolíferos y a los servicios secretos, fue el responsable no sólo de la muerte del presidente Kennedy sino, como se señala al final, del deceso de gran número de testigos a través de falsos accidentes y otras muy diversas circunstancias letales. Entre sus protagonistas destaca Burt Lancaster.


4.- TERGIVERSACION MEDIÁTICA

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Parodiando dos hechos reales -la guerra de los Balcanes y el caso Lewinsky-, Cortina de humo (1997) nos muestra la tergiversación mediática que día a día sufrimos a través de la televisión, el perro más fiel de la clase dirigente, que articula con este medio las líneas sutiles de la manipulación para alcanzar el control absoluto.
Su director es Barry Levinson, autor también de Good Moming Vietnam y de Sleepers, y su estupendo guión es obra del experimentadísimo David Mamet y de la incisiva Hilary Henkin. Asimismo, presenta un gran reparto: Dustin Hoffman y Robert de Niro, entre otros.
La película narra cómo la única manera que se le ocurre al Gobierno de EE.UU. de tapar el escándalo sexual de su presidente a once días de su reelección es simular una guerra al otro lado del planeta, en la Europa balcánica. Para ello busca la ayuda de directores y guionistas de cine y recurre a los platos, con extras, efectos especiales y mensajes sociales simples -canciones, símbolos, etc.- que consigan distraer y ocultar la realidad. No importa que nada de eso esté ocurriendo en realidad ni que el embajador del país supuestamente agredido denuncie que no es cierto; tampoco importa la eliminación de aquéllos que se ponen pesados porque no reciben el reconocimiento que creen merecer por hacer creíble el engaño sistemático de los ciudadanos por parte del Gobierno.
En este inquietante y mordaz filme el espectador reconocerá en muchos momentos a los denominados "movimientos solidarios por la paz", tan populares en los últimos años, y percibirá otros guiños que, lejos de constituir una parodia, refuerzan las sospechas que despierta habitual mente en nosotros el análisis de cualquier noticia. Una de las cía ves del limo humorístico en el cjne está rodada Canina de humo es que es anterior al 11 -S, pues ahora no sólo resultaría políticamente incorrecto, sino que sería muy difícil rodar una película con ese presupuesto y ese reparto en Estados Unidos.


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5.- FALSIFICACIONES.

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Capricornio Uno es una excelente película camuflada dentro del género de acción que dirigió Peter Hyams en 1978 y que desarrolla magníficamente una incisiva crítica contra la información oficial difundida por la televisión y el concepto de que los intereses del Estado están por encima de todo y de todos. El argumento narra cómo Estados Unidos intenta recuperar la iniciativa en la carrera espacial con un viaje a Marte, perdida la popularidad inicial por el hartazgo continuo de noticias sobre el asunto. Por motivos de ahorro presupuestario, el viaje no se puede realizar en condiciones óptimas de seguridad para los astronautas. Aunque se lanza un cohete, la imposibilidad de que vaya tripulado hace que el "amartizaje" se realice en un decorado televisivo. Para consumar la farsa se piratea la señal de la NASA y se emiten imágenes falsas en supuesto tiempo real. Todo marcha bien hasta que la nave explota al entrar de nuevo en la atmósfera terrestre. En ese momento se decide eliminar a los astronautas -retenidos en el plato de televisión- y a los que intenten destapar el engaño. Sobre Marte, desapariciones y muertes en condiciones extrañas trata también una de las películas favoritas de los conspiranoicos: Alternativa 3 (1977), un falso reportaje creado para ser emitido el Día de los Inocentes en el Reino Unido, el 1 de abril, pero que finalmente vio la luz el 20 de junio. La seriedad de sus argumentos y el hecho de que fuera difundido por todas las cadenas privadas británicas al mismo tiempo impactaron en la opinión pública. Alternativa 3 trata sobre la supuesta ocultación de una serie de datos que hablan de un desastre climático futuro -en concreto, una glaciación provocada por el e-fecto invernadero- que impedirá la vida sobre nuestro planeta en un período breve y sobre un proyecto conjunto de EE.UU. y la extinta Unión Soviética para garantizar la superviviencia de la raza humana poblando Marte, donde una base conjunta será una especie de Arca de Noé de humanos. El catastrofismo de matiz ecológico que vivimos desde hace tiempo, las aterradoras perspectivas sobre el clima a las que se nos está acostumbrando poco a poco y los nuevos datos sobre Marte que nos han transmitido las últimas sondas enviadas al Planeta Rojo hacen que la palabra broma, referida a Alternativa 3, adquiera otra dimensión.

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6.- 11-S Y AL QAEDA

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"Todos unidos podemos hacer grandes cosas, y nos unimos más y mejor en situaciones límite. Cuanto metías pensemos sobre ello, mejor." En estos dos mensajes podrían resumirse las instrucciones, más o menos explícitas o subrepticias, que uno siente que le han sido impartidas con los filmes United 93, de Paul Greengrass, y World Trade Center, de Oliver Stone. Ambas películas no son otra cosa que representaciones "fidelísimas" de la versión oficial sobre los atentados del 11-S. La primera tiene como protagonista el vuelo que fue derribado en Pennsylvania por un caza (perdón, que se precipitó a tierra como consecuencia de la actuación heroica de los pasajeros, que se abalanzaron contra sus secuestradores) cuando se dirigía a Washington muy posiblemente para chocar contra la Casa Blanca.


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La segunda narra la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York por el impacto de dos aviones comerciales secuestrados por fundamentalistas musulmanes con sendos cutters. Sorprende la actitud complaciente de World Trade Center con la postura del Gobierno de EE.UU. en Oliver Stone, autor de uno de los más conocidos influyentes filmes sobre la Teoría de la Conspiración: JFK. Su película se centra en las vicisitudes, muy emotivas, de unos policías portuarios (y las de sus esposas y cachorros) atrapados entre los escombros cuando trataban de colaborar en las tareas de rescate. La conspiración en estas películas, de calidad cinematográfica más que mediana -pese a que Greengrass emplea unos cuantos recursos "modernos" para tratar de transmitir un ritmo trepidante-, reside en que obvian descaradamente los numerosos agujeros negros que tiene la versión oficial, aireados por numerosos investigadores.
Cine oficial made in Hollywood, en la línea del nacionalsocialismo hitleriano y del comunismo soviético. Hablando de su película, Oliver Stone manifiesta: "La política no tiene cabida aquí porque hablamos de valor y supervivencia". Sin comentarios.



7.- EL ANTICRISTO Y EL FIN DE LOS TIEMPOS



El código Omega, dirigida por Robert Marcarelli en 1999, es una película única en cierto sentido que combina el Código Secreto de la Biblia, recogido en el best seller de M k liad Drosnin, con las concepciones escatológicas judeo-cristianas en el marco de un thríller fílmicamente correcto que, por su acertado ritmo, resulta estimulante en muchos momentos a pesar del sesgo religioso ortodoxo de su enfoque. El actor Michael York es el Anticristo, encarnado en el presidente de la Unión Europea, un líder carismático admirador del Imperio Romano, interesado en el medio ambiente y deseoso de unir a los hombres en un proyecto común. A lo largo de la película contemplaremos la destrucción, en un atentado terrorista cuidadosamente planificado, de la mezquita de Al Aqsa y del Muro de las Lamentaciones como paso previo para la construcción del Tercer Templo de Jerusalén, a la que también asistiremos. Al comienzo del filme aparecen ya los dos "testigos" -Enoch y Elias- que, según el Apocalipsis, se enfrentarán al maligno al final de los tiempos. Están interpretados por Casper van Dien y Catherine Oxenberg, matrimonio en la vida real. Completa el reparto un clásico del cine de terror y ciencia ficción, Michael Iron-side, especializado en papeles de "malo malísimo", que en esta película interpreta el papel de Dominio, un sacerdote católico renegado que es la mano derecha del Anticristo.
El código Omega es una producción muy apartada de los valores hollvwoodenses que resultó un excelente negocio, pues recaudó en sus primeros diez días de proyección en Estados Unidos la friolera de más de cuatro millones de dólares.
En 2001 se realizó una precuela de esta película llamada Mejjido: The Omega Code 2 que cuenta de nuevo con Michael York al frente del reparto en el papel del diabólico líder de la Unión Europea. En esta ocasión aparece enfrentado a su hermano, que ha escogido el Bien, en el contexto terminal de la batalla del Armagedón.



8.- DISTOPÍAS

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THX 1138 (1971) es el primer largometraje de George Lucas. Producida por Francis Ford Coppola, presenta todos los tenebrosos tópicos que se pueden atribuir a la vida urbana futura. La trama, sencilla, narra una desesperada huida de ese espacio deshumanizado, asfixiante e hipertecnificado pero, al mismo tiempo, con un poder difuso. En otras películas, como la magnífica e impactante 1984 (Michael Rail lord 1984), basada en la obra del mismo nombre de George Orwell, aparece, por el contrario, un líder y un sistema que controla lencamente a los ciudadanos. En THX 1138 no hay un líder, sino que es la propia sociedad la que transmite que las cosas son como son, sin posibilidad de cambio, como una clara metáfora hipertrofiada del sistema social actual. El control del sexo -mejor dicho, del "amor"- es también mucho más sutil que en 1984, En ambas historias ese tipo de contacto sentimental se encuentra prohibido, pero en THX 1138 queda relegado al mundo virtual, lo que, unido a la ingesta de drogas "estatales", nos coloca en un espacio más tecnificado y manipulado.

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La religión queda reducida en la sociedad de pesadilla de THX 1138 a unos confesionarios con la cara de Jesucristo y una grabación que responde al nombre de OM sobre la que los individuos descargan sus emociones esperando respuesta. "Trabaja, compra y sé feliz" son sus postulados. Esta religión futurista amalgama sincréticamente aspectos de otras: rezos de estilo musulmán y ambiente zen ante la imagen de un gran Cristo.
THX 1138 es una excelente película centrada más en aspectos de tipo tecnológico que social, lo que la convierte en una obra más "visionaria" que la de Orwell.


BONUS TRACK: APOCALYPSE NOW

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Las causas ocultas de los conflictos bélicos han inquietado a muchos directores de cine. En Apocalypse Now, dirigida por Francis Ford Coppola en 1979, se suprimió una escena en la que un grupo de franceses que vivían en Vietnam desde la época colonial anterior a la invasión estadounidense reprochan a los soldados de esta nacionalidad haber entrenado a la guerrilla vietnamita con el objetivo de impulsar la salida de Francia de Indochina y la entrada del Tío Sam. La escena fue recuperada por el director en Apocalypse Now Redux.

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