martes, 3 de junio de 2014

Sin rastro




El 'Asesino del Zodiaco', a fínales de los años sesenta, mando a la prensa de San rancisco decenas de ameazantes cartas en las que se adjudicaba siete víctimas. La última la remitió en 1974; después nada se volvió a saber de este asesino. En abril de 2004 la policía de California declaró el caso como 'inactivo', al no poder indagar más al respecto. Una de las últimas misivas del 'Zodiaco' -en las que incluyó cuatro pictogramas- decía: "Me gusta asesinar gente porque es mucho más divertido que matar animales salvajes en el bosque, porque el hombre es el animal más peligroso de todos. Matar algo es la experiencia más excitante, incluso más que tener sexo con una mujer; y la mejor parte es que cuando me muera voy a renacer en el paraíso y todos los que he matado serán mis esclavos. No daré mi nombre porque ustedes tratarán de detener mi recolección de esclavos...".
En 1969, dos lectores del San Francisco Chronicle, Donald y Bettye Harden, pudieron descifrar este mensaje en una de las cartas que apareció en las páginas del diario. Su autor exigía su publicación en ese y en otros dos medios escritos más. Fue la única de las misivas que se consiguió decodifícar. El remitente: 'Zodiaco' -así se autonombró en una de ellas-, un asesino en serie que durante diez meses, entre 1968 y 1969, atacó a cuatro hombres y tres mujeres. Al menos cinco de ellos murieron. Pero, ¿por qué jamás se descubrió al culpable? Se trata indudablemente de uno de los casos más intrigantes de la historia criminalística estadounidense. Fue argumento de libros y películas, y muchos lo califican como el crimen perfecto. ¿Realmente lo fue, o sólo no se capturó al asesino porque no se disponía de las suficientes herramientas tecnológicas para lograrlo?

 

Cabos sueltos
Éste no es el único caso de crímenes sin resolver; la historia está repleta de violaciones, asesinatos y robos de gran magnitud que nunca se han esclarecido. Muchas veces los resultados desfavorables no se deben a una mala investigación, sino a la falta de una tecnología óptima para analizar detalles que resultan cruciales.
Un ejemplo claro de lo anterior, es el caso del marine norteamericano Marión Lee Bristow, al cual nunca pudo vincularse con la misteriosa muerte de sus padres ocurrida en Chillan en 1997, y cuyos cuerpos fueron encontrados enterrados en el patio de su casa tres años después de su fallecimiento. A pesar de que Lee Bristow realizó la inhumación ilegal y encubrió los hechos, nunca se pudo establecer si estuvo involucrado en la muerte de sus padres, a pesar de existía un peritaje del Instituto de Patología Forense de las Fuerzas Armadas estadounidenses que acreditaban la participación de un tercero.
Según el Jefe Nacional de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Chile, Gilberto Loch, el desenlace de este crimen habría sido muy distinto si nuestro país hubiese contado con la tecnología suficiente en esa época. "Antiguamente, la Policía trabajaba con una dosis muy grande de entusiasmo, astucia e intuición", señala el Prefecto Loch, "hoy, sin embargo, la astucia ha sido reemplazada por la tecnología, que ha simplificado bastante los procesos investigativos", agrega.
En la actualidad, cada ciencia tiene su área forense y aportan su expertise en todo tipo de investigación. Este avance científico, sumado al desarrollo tecnológico, permite obtener muchísimos más datos sobre los crímenes y sus posibles autores, como son, por ejemplo, el profiling o elaboración de perfil criminológico, el acceso a archivos balísticos y de huellas digitales, técnicas grafométricas -como la grafopatología-, el uso de lu-minol y Poli-light, para detectar trazos de fluidos corporales, la utilización de sistemas infográficos, para recrear la escena del crimen y una larga lista de etcéteras; en la cual destaca una técnica que llegó a Chile en la década de los noventa y revolucionó la investigación criminalística por su rigurosidad y fíabi-lidad: hablamos del examen de ADN.
Para ilustrar el avance aportado por esta técnica en materia forense, basta considerar que anteriormente sólo se contaba con el análisis de las huellas digitales y los exámenes de sangre, por grupo sanguíneo, para identificar a un individuo y determinar su imputabilidad, "lo que no tenía ningún rigor científico, considerando que estadísticamente más del cincuenta por ciento de los chilenos tiene grupo 0-4 positivo", explica el Jefe de Nacional de Homicidios de la PDI.


Examen de ADN
El ADN es un compuesto químico donde se almacena en forma codificada la información genética de un ser humano.
"Todos los individuos tienen un material genético único y propio, que se aloja mayormente en el ADN nuclear, que es heredado por partes iguales de padre y madre. Por lo tanto, si eres capaz de analizar ese material, puedes identificar certeramente a cada persona o establecer una relación de filiación", explica Eugenia Aguirre, bioquímica legista encargada de la Unidad de Genética Forense del Servicio Médico Legal, organismo pionero en la realización de este examen en nuestro país desde el año 1992.
El ADN se encuentra en todas la células que tienen núcleo, "y nuestro cuerpo está formado por puras células, por lo tanto, se puede extraer de cualquier fluido o tejido, como pelo, saliva, semen, sangre, uñas, etcétera", explica la bioquímica.
Cabe resaltar sí, que el estudio del ADN en general es netamente comparativo, lo que quiere decir que un perfil genético por sí solo no tiene valor. Sólo se puede establecer identidad si existe un sujeto previamente tipificado o si se compara con una evidencia que haya dejado en el sitio del suceso. "Si hay coincidencia en 15 marcadores (o secuencias del ADN), estamos hablando de una seguridad de 99,9999 por ciento en la identificación.
No existe otro examen que te dé una certeza más alta que el de ADN nuclear", asegura la especialista del Servicio Médico Legal.
Esta tecnología permitió en el año 2002 relacionar a Roberto Martínez Vásquez, alias 'El Tila' o 'el psicópata de La Dehesa', con tres asaltos con violación que perpetró antes de asesinar y quemar el cuerpo de Maciel Zúñiga de 15 años, crimen que remeció a la justicia y la opinión pública por su crueldad.


Con las manos en la masa
Una parte muy importante en la investigación de un delito es la toma de los rastros que el autor del crimen deja. J. Bowers, especialista del Instituto de Ciencia Criminal Jill Dando, del Colegio Universitario de Londres, Inglaterra, explica que se deben considerar las marcas sobre todo de las manos. Para cada parte de ellas hay un proceso encargado de su estudio.

Huellas dactilares Su análisis se basa en la impresión o reproducción de los dibujos formados por las crestas papilares de las yemas de los dedos de las manos. La identificación papilar se basa en que los dibujos formados por las crestas digitales adoptan sistemas morfológicos determinados, formando dibujos muy variados y complicados pero fáciles de agrupar y diferenciar para ser debidamente clasificados.

Mano El objeto de estudio de sus huellas se divide en regiones, líneas y crestas; de la misma manera que no existen dos dedos iguales, no hay tampoco dos palmas idénticas. Cada región de éstas tiene su fisonomía y elementos que les dan una identidad propia.

Dedos Cada uno tiene tres falanges, excepto el pulgar, que sólo cuenta con dos. Los dedos son apéndices móviles separados uno de otro que se desprenden del borde inferior o distal de la mano; son esenciales para la prensión y forman parte del sentido del tacto. Todos están constituidos bajo un mismo tipo, aunque el pulgar presenta algunas particularidades anatómicas. Cada uno tiene tres partes separadas por depresiones, las cuales están situadas entre cada segmento y señalan las articulaciones o sea las uniones de las falanges que conocemos con el nombre de coyunturas. Se les clasifica como superior o dígito palmar, media e inferior. Las marcas dejadas por estas líneas estructurales son igualmente individuales y sujetas de análisis criminalístico.

Piel Tiene una cantidad tan importante de elementos anatómicos que a partir de ella se puede determinar una identificación personal, por lo que es de alto valor en la investigación criminal. Anatómicamente, la piel está formada por dos capas principales, una proviene de la hoja germinal externa y está formada por un epitelio po-liestratificado: la epidermis. Ésta cuenta con un diseño papilar que sirve para la identificación individual, que aun cuando se altere o constantemente se descame, el dibujo de las crestas cutáneas se reproduce en idéntica forma o diseño.

Glándulas sudoríparas Están contenidas en la parte más profunda de la piel y existen en toda su extensión menos en los labios y párpados. El número de estas glándulas se calcula en promedio en dos millones. Se componen de tres partes: el poro, que comunica la glándula con el exterior; el conducto y el glomérulo. El análisis de sus secreciones permite conocer desde el Ph hasta características físicas como la raza y el género de su portador.

 

La justicia tarda pero llega
Durante los últimos años, el examen de ADN también se aplica en el esclarecimiento de casos antiguos, gracias a que la información genética permanece por mucho tiempo guardada en las osamentas, dependiendo de las condiciones de sepultación del cuerpo. "Nosotros, años atrás, aceptábamos restos de hasta tres años para extraer ADN nuclear, pero ahora lo hemos obtenido de restos de hasta 30 años y en otros países, incluso más", asegura Eugenia Aguirre, a cargo de la Unidad de Genética Forense del SML.
En Estados Unidos, por ejemplo, fue posible exonerar al famoso 'Estrangulador de Boston'. A principios de los años sesenta este personaje ahorcó a 13 mujeres con una media de nailon. En 1964, un hombre que decía ser detective entró en casa de una joven, Mary Sullivan, la ató, la violó y se marchó. La descripción que Mary dio de su agresor llevó a la policía hasta Albert de Salvo. Muchas otras mujeres también lo identificaron como el hombre que abusó sexualmente de ellas y De Salvo entró en prisión a pesar de su diagnóstico de esquizofrenia. Durante su estadía en la cárcel confesó sus crímenes a un compañero, incluida la violación de la chica, y poco después fue asesinado en la cárcel. En 2002 familiares de Mary pidieron que se reabriera el caso para que se comparara el material genético encontrado en el cuerpo de la joven el día que fue violada con el de De Salvo. No había sido él. Casi cuarenta años después la ciencia ha confirmado, además, lo que varios investigadores sostuvieron en aquel tiempo: probablemente no hubo un solo estrangulador, sino varios.


En Chile, un caso similar está a punto de ser resuelto gracias a esta tecnología. A pedido de la familia, se exhumará el cuerpo del ciudadano español Mariano Salazar Díaz, para dilucidar el caso del 'El descuartizador de Quilicura' que sembró el pánico en la ciudad de Santiago el año 1973.
Todo comenzó cuando un cartonero encontró en el sector de Mapocho un presunto pedazo de pernil de cerdo que llevó a su casa para que su mujer lo cocinara. Se dice que la señora, o un vecino, al ver el trozo de carne, sospechó de su procedencia y lo llevó a Carabineros, quienes establecieron que se trataba de un muslo humano. Horas más tarde apareció un torso masculino en Quilicura y días después, se encontró el cuerpo de la española María del Carmen Fernández muerta a golpes en su departamento de calle Matucana. En el clóset, los policías encontraron ropas de su marido, don Mariano Salazar, que coincidían con la hechura de la tela del descuartizado.
Las primeras investigaciones indicaban que se trataba de la víctima, pero cuando se examinó el torso, los peritos notaron que faltaban algunas cicatrices de operaciones. La hipótesis que comenzó a circular fue que don Mariano habría buscado a alguien de similares características físicas, le puso su ropa y lo asesinó, abandonando el país con un dinero que había de por medio.
Hoy en día, la Brigada de Homicidios Metropolitana está a punto de comprobar si los restos que se encuentran en el Cementerio General corresponden al comerciante español y así, dilucidar por fin el misterio, "si don Mariano Salazar era realmente la víctima o el victimario", sentencia Gilberto Loch, Jefe Nacional de Homicidios de la PDI.


Estudio de las pruebas
Huellas latentes Los investigadores de un asesinato hacen copias de las huellas halladas en la escena del crimen con el fin de localizar al 'dueño' en una base de datos donde están archivados las de los criminales fichados. La recolección incluye huellas dactilares, de la palma de la mano y de pisadas. A pesar de la importancia de estos rastros al momento de esclarecer un delito, el método de recolección no ha cambiado en casi un siglo; en contraste, los de archivo y comparación sí se han modernizado gracias a los avances de la tecnología en programas de reconocimiento, digitalización y capacidad de las bases de datos.

Armas de fuego En el mundo los crímenes ejecutados con armas de fuego aumentaron más de 3% en 2007 de acuerdo con estadísticas del Instituto de Ciencia Criminal Jill Dando del Colegio Universitario de Londres, Inglaterra. Por esta razón los analistas de armas están entrenados para reconocer armas y municiones. Estos profesionales analizan las características balísticas de los proyectiles y son capaces de reconstruir su trayectoria. También establecen claves de suma importancia en la escena del crimen, como la distancia entre el arma y la víctima.

Herramientas Martillos, tubos y destornilladores son con frecuencia utilizados como armas en crímenes o como herramientas para abrir ventanas o puertas. Las marcas que dejan en la pintura, yeso o madera revelan información importante bajo un microscopio comparativo y pueden conducir al esclarecimiento de un delito. Aparte de su diseño o dimensiones, es más importante el reconocimiento del material con el que fueron fabricadas.

 



Casos aún sin resolver


1888
Londres, Inglaterra
El asesinato de al menos cinco prostitutas fue atribuido a 'Jack el Destripador', cuya identidad nunca fue descubierta. Las investigaciones realizadas sólo concluyeron que el asesino podría ser diestro, porque las cortadas en la garganta iban de derecha a izquierda, sin embargo esta hipótesis sólo encajaba si las asesinaba de frente. También se dijo que era alguien con conocimientos de medicina por la limpieza en la extracción de los órganos de las víctimas.


1947
Los Ángeles, Estados Unidos
La aspirante a actriz Elizabeth Short, conocida como la 'Dalia Negra', fue mutilada con precisión quirúrgica. La investigación que realizó la policía de Los Ángeles fue deficiente. Incluso, no hizo caso de las declaraciones de los testigos, quienes describieron las características físicas del agresor. Sólo se determinó que Elizabeth había sido torturada días previos a su muerte. Pese al arresto de numerosos sospechosos, nunca se acusó a nadie y el caso sigue sin resolver.


1954
Cleveland, Estados Unidos
En julio de 1954, embarazada y con 31 años de edad, Marilyn Sheppard fue asesinada en su dormitorio. Su esposo, el doctor Sam Sheppard -quien inspiró la serie 'El Fugitivo'- fue condenado por este crimen aun cuando aseguraba que el verdadero asesino había sido un hombre de cabello oscuro. En prisión, el médico apeló la decisión del juez y en 1970 fue encontrado inocente por falta de pruebas, desde entonces él se ha dedicado a esclarecer el caso sin resultados positivos.


1968
San Francisco, Estados Unidos
Todo comenzó con el asesinato de dos adolescentes que se estacionaron a orillas de un camino rural en la bahía de San Francisco. Seis meses después apareció muerta otra pareja en la misma área, por lo que se le comenzó a llamar la 'Zona de la Bahía del Asesino del Zodiaco' Del segundo caso, una víctima sobrevivió al ataque, pero debido al shock emocional no pudo dar detalles sobre la apariencia de criminal. Las autoridades nunca pudieron seguir la pista del asesino.



1975
Detroit, Estados Unidos
El líder sindical del gremio de los camio-neros de Estados Unidos, Jimmy Hoffa, desapareció en julio de 1975, pero no fue declarado muerto sino hasta 1982, sin que se encontrara su cuerpo. Las leyendas urbanas aseguran que sus restos fueron enterrados bajo los cimientos del estadio de los Gigantes de Nueva York. Lo cierto es que su desaparición nunca fue esclarecida. Hoffa tenía múltiples enemigos, incluidos oficiales del gobierno, líderes sindicales y mañosos.


1993
Ciudad Juárez, México
Desde la noticia de los primeros cadáveres hasta hoy, suman ya 370 las mujeres asesinadas. Los cuerpos muestran señales de tortura y violaciones. A pesar de que los crímenes presentan el mismo patrón, las autoridades mexicanas no tienen pista alguna del origen de los homicidios; sólo se han podido establecer hipótesis sobre los móviles como: cine snuff, sexo necrófilo, tráfico de órganos, narcotráfico y corrupción policiaca.

 


Poca pericia y evidencias
Aunque hoy en día la policía cuenta con una serie de herramientas tecnológicas para dar con los culpables, las investigaciones no son infalibles. El pasado 21 de julio la Fiscalía General portuguesa archivó el caso de la niña británica Madeleine McCann, desaparecida en la localidad de Praia da Luz en mayo de 2007. Desde entonces no se ha sabido nada de la pequeña. Por increíble que parezca, y dada la gravedad de lo ocurrido, este caso se ha convertido en un ejemplo de mala investigación. La misma noche de los hechos los propios agentes y el resto de quienes entraron en el apartamento alteraron el escenario, motivo por el cual seguramente desaparecieron pruebas que podrían haber arrojado alguna luz sobre lo ocurrido. No se establecieron los cercos de seguridad pertinentes, así que la recolección de evidencias biológicas, como pelo, piel, sangre o esperma, cruciales en cualquier investigación, resultó ser definitivamente defectuosa.
Otro caso famoso sin resolver ocurrió en 1947 en Estados Unidos. Se trata del brutal asesinato de Elizabeth Short, bautizada por la prensa como la 'Dalia Negra'. La joven aspirante a actriz de 22 años había llegado a Los Ángeles unos meses antes y durante algún tiempo se había dedicado a deambular por los bares más sórdidos en busca de algún hombre con quien compartir una copa y sexo. La mañana del 15 de enero, una mujer llamada Betty Bersinger la encontró en un terreno baldío al sur de la ciudad. Estaba mutilada de tal modo que al principio creyó que era un maniquí roto. La chica estaba partida en dos a la altura del estómago, con los intestinos recolocados dentro de la pelvis. El corte era perfecto y no había restos de sangre por ningún lado. Tenía golpes, quemaduras y una letra 'B' grabada en su frente. Rápidamente el lugar se llenó de curiosos. Cuando la policía llegó, ni siquiera se molestó en acordonar la zona. Cualquier rastro del asesino que Elizabeth pudo albergar en su cuerpo se perdió o simplemente se ignoró. No fue examinado, por ejemplo, el contenido de su estómago, los insectos que poblaban el cadáver ni los restos vegetales que llevaba adheridos, unas pruebas que sin duda habrían ofrecido información valiosa. Los datos que los agentes recopilaron eran confusos, por lo que siguieron pistas falsas. Un año más tarde llegó un paquete a la redacción del diario Examinen contenía las pertenencias de la chica y una nota escrita con letras recortadas de periódico en la que el autor del crimen anunciaba que haría una segunda comunicación en la que diría dónde se iba a entregar. La hubo, pero jamás se presentó.


"Nunca ha existido el crimen perfecto, lo que ocurre es que existen investigaciones imperfectas que se dan por variables controladas por la Policía o otras no controladas por ella", explica el prefecto Gilberto Loch, quien destaca que en nuestro país, Investigaciones tiene un 93 por ciento de efectividad, "lo que nos sitúa entre las policías más eficientes del mundo, y yo diría, como la primera de Latinoamérica", agrega.
"En Chile, los crímenes que han quedado sin resolver se deben a variables no controladas por la Policía, sobre todo en los casos de homicidios intradomiciliarios, donde el autor tiene la oportunidad de destruir, alterar y manipular evidencia, y donde no hay otros elementos probatorios, como testigos. A pesar del trabajo profundo y del uso de tecnología, si tenemos un sitio del suceso mezquino, que entrega poca información, es muy difícil dar con el o los culpables", concluye el Prefecto Loch.
Actualmente en Escocia se sigue uno de los casos más notables: la desaparición desde hace más de 30 años de Renee MacRae y su hijo Andrew. Separada y con dos hijos, el 12 de noviembre de 1976 salió de su casa en Cradlehall en su BMW para visitar a su hermana. Su hijo pequeño, de tres años, la acompañaba. Aquella noche el auto apareció calcinado en una carretera. Estaba vacío, aunque había restos de sangre de Renee en el suelo. Dos personas vieron algo sospechoso. Una, a un hombre empujando una silla de ruedas por la carretera en plena noche. Otra, a un hombre caminando por un muelle cargando un bulto pesado. Nadie supo nada de Renee y su hijo.
Igual que en muchos otros casos, la policía pasó por alto innumerables detalles aquella noche. No se analizaron las huellas de rodadas ni de pisadas. Si hoy se pudiera extraer el molde de las marcas dejadas por las ruedas sería posible incluso averiguar hasta el tipo de vehículo. Tampoco había entonces medios suficientes para determinar si las manchas de sangre se habían producido durante un forcejeo, un apuñalamiento o un disparo. Actualmente el análisis de la forma, el tamaño y la trayectoria de estos rastros permite determinar cómo sucedieron los hechos.
Esto demuestra cómo la ciencia y la tecnología se han convertido en las mejores aliadas en la lucha contra la delincuencia. El próximo paso en nuestro país será concretar el proyecto CODIS o Sistema Combinado de índice de ADN, a cargo del Servicio Médico Legal y del Registro Civil e Identificación, que registrará di-gitalmente las muestras de imputados y condenados, y será capaz de compararlas gracias a un software donado por el FBI, con el fin de facilitar los procesos de reconocimiento de identidad. Casi tan fantástico como lo que solemos ver en las películas y series de televisión.







Nuevas herramientas de la Policía de Investigaciones

Examen de ADN
El Servicio Médico Legal no es el único organismo donde se realiza este tipo de análisis. El Laboratorio de Criminalística de la PDI cuenta con su propia sección de Bioquímica y Biología, donde diariamente se realiza el examen de evidencia. Cada una llega embalada y sellada, la que puede consistir en prendas de vestir, pelos, uñas o tórulas con las que se han recogido fluidos corporales en la escena del crimen. Primero se buscan los restos biológicos de los cuales se extrae el ADN, proceso que se realiza de manera manual o automática. Acto seguido, se cuantifica la cantidad obtenida, la que debe alcanzar un promedio mínimo de 200 células en buen estado. Después, se amplifica en un sistema de termociclado y luego se tipifica en un secuenciador que arroja finalmente el perfil genético. Con este procedimiento incluso han podido identificar restos de soldados de la Guerra del Pacífico.


IBIS o Sistema Integrado de Identificación Balística
Es un sistema computacional que realiza comparaciones de evidencias balísticas y que la misma Policía va digitalizando e ingresando a medida que la recoge de los sitios del suceso o se la envía tribunales. Gracias a esta tecnología, se puede determinar si un arma estuvo involucrada en otro delito. Esto es posible ya que cada revólver, pistola o rifle deja una huella única e irrepetible en el proyectil o la vainilla que dispara, la cual se puede observar en el plano de percusión o en la aguja expulsora en el caso de las armas automáticas o semi automáticas.



AVIS o Sistema Automatizado de Identificación Dactilar
Identifica partes de huellas latentes obtenidas de la escena del crimen e impresiones dactilares tomadas de personas vivas y muertas, relacionándolas con una base de datos con cerca de 450 mil fichas, creadas por la propia PDI a partir de sus investigaciones y operativos. El computador es capaz de reconocer cada dibujo, clasificarlo, buscar sus características básicas y compararlos. Sólo basta con que 12 de los 80 rasgos básicos coincidan para que el sistema arroje al menos quince candidatos, por lo tanto, sigue siendo una herramienta de apoyo porque no prescinde de la labor del perito, quien es el que finalmente hace la identificación.

Microscopio electrónico de barrido
La última adquisición del Laboratorio de Criminalística aún está en marcha blanca, a la espera de que se afinen los últimos detalles para comenzar su etapa operativa. Sólo Brasil y Chile cuentan con este tipo de equipo, que funciona haciendo un barrido sobre la muestra, arrojando una imagen amplificada y en alta resolución junto con un análisis cuantitativo y cualitativo de los elementos-que la componen. Es capaz de manejar las condiciones ambientales, sin destruir ni alterar la muestra como otros microscopios que requieren un baño de oro. Sirve, por ejemplo, para analizar residuos de disparos, identificando el plomo, el bario y el antimonio, y no sólo los residuos nitrosos como se hacía antiguamente y que conducía a resultados dudosos, ya que podían existir en las manos de cualquier fumador habitual. También es capaz de distinguir trazos y capas en el papel, lo que permite determinar si una firma o cifra ha sido falsificada en un cheque.




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